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A N T E C E D E N T E S
Don Ricardo Palma, uno de los mas importantes creadores literarios y reconocido cronista peruano, da referencias de la que podemos considerar una de las primeras actividades taurinas producidas en Lima al señalar en sus “Tradiciones Peruanas” que Francisco Pizarro, fundador de Lima (18 de Enero de 1535),alanceo un toro, allá por el año 1540, en la Plaza Mayor, toro, de los entonces lejanos pastos de Maranga (hoy parte de la ciudad cercana al Aeropuerto Internacional Jorge Chavez). Este hecho, sin embargo, no tiene mayor respaldo que la mención de Palma y ha sido puesto en duda por numerosos historiadores considerando entre otras razones la edad avanzada que tenia Pizarro el año de la referencia. De lo que no quedan dudas es que las fiestas de toros se realizaron en Lima, con la asistencia plena de autoridades, notables y el pueblo en general, desde poco tiempo luego de la fundacion de la ciudad y que fue la Plaza Mayor el primer escenario de dichas celebraciones, que luego se verificarian alternativamente, en plazuelas de conventos; posteriormente en el campo de Otero; y finalmente, y hasta nuestros dias, en la llamada entonces plaza firme del Hacho (hoy Plaza de Toros de Acho). En la que podriamos denominar “primera epoca del toreo en el Perú” (siglo XVI) el Cabildo destino 4 dias de cada año para la lidia de toros, y desde 1559 estos festejos se verificaron el dia de la Epifania o Pascua de Reyes, el de San Juan, el de Santiago y finalmente el dia de la Asunción. Ademas de estas fiestas ordinarias de toros, que eran montadas por empresarios sujetos a contratos con la ciudad, se realizaban otras, según disponia el Cabildo, con ocasión de celebraciones puntuales como la jura del Rey de España, nacimiento del Príncipe, matrimonios reales, la entrada en Lima de un nuevo Virrey o Arzobispo, fundaciones y otros acontecimientos notables. Un factor de indiscutible importancia que hizo posible la realización de los festejos taurinos entonces fue, sin duda, que el ganado llegado de España y embarcado en puertos andaluces tenia la misma procedencia del que posteriormente y por selección formó las razas españolas de lidia. Ello explica por que el llamado ganado “cunero” (toro criollo con cuatrocientos años de aclimatación y asentamiento) sirve aún hoy de base para numerosos festejos que se realizan en los pueblos del interior del Perú y otros paises de America del Sur. Es evidente, así mismo, que las condiciones climáticas del pais, principalmente, favorecieron la dispersión y multiplicación del ganado vacuno, lo que estimuló la realización de festejos taurinos a los que los españoles tenian gran afición, la misma que transcurrido el tiempo echo profundas raices entre la población nativa.
Transcurridos 2 siglos de enraizamiento de la fiesta taurina en el Perú, la construcción de la plaza firme de toros (Acho) resulto propicia para el surgimiento de una tauromaquia autenticamente nacional en la que el protagonismo, en un comienzo acaparado por los nobles y notables españoles y sus descendientes, y progresivamente compartido con los naturales, paso a ser de estos últimos, gentes del pueblo, convertidos en figuras del toreo. Así mismo suertes netamente peruanas conquistaron la preferencia de los públicos, como es el caso de la del “toro encillado”, “el lance de moharras”, “la lanzada”, el “capeo a caballo” y otras. Pancho Fierro, famoso pintor costumbrista, y testigo de su tiempo, recrea en esplendidas acuarelas algunas de estas suertes, así como inmortalizó la actuación de los hermanos Asín, Esteban Arredondo y la mulata Juanita Breña, capeadores a caballo e ídolos de entonces. |
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